miércoles, 3 de febrero de 2010

RESUMENES SWEEZY

RESUMENES SWEEZY

Capítulo III. “El problema del valor cuantitativo.”


Por Teresa Villar Cubel

1. El primer paso

La tarea que Sweezy se propone en este capítulo es la de esclarecer las diferencias de nivel cuantitativo que se dan entre diferentes modelos de producción. “En toda sociedad es esencial que el trabajo se aplique a la producción y que los productos sean distribuidos entre los miembros de la sociedad; lo que cambia en el curso de la historia es el modo de organizar y llevar a cabo estas actividades de producción y distribución”. Sin embargo aunque comienza su exposición con cierta obviedad en realidad simplemente analizará la contraposición y respuesta marxista al modo de producción capitalista.

Los postulados analizados por Sweezy en esta obra han de ser entendidos desde la postura marxista del Estado y el orden social que proponía Karl Marx, quien pretendía una mayor homogeneización salarial dentro del proletariado. Marx, siguiendo las tesis ricardianas, supone que en la determinación del valor otorgado al factor trabajo no debe tomarse en cuenta más cantidad del mismo que el socialmente necesario. En este contexto “necesario” es entendido en términos de las condiciones sociales existentes. El trabajo medio o simple debe tener, así, una mayor capacidad de producir valor que el trabajo más calificado o retribuido. Sin embargo esta tesis no está exenta de problemas y constata que la influencia ejercida por la habilidad y el entrenamiento sólo se hace sentir lentamente y de modo imperfecto, y con frecuencia en formas no evidentes

La explicación es quizá el punto más criticable, y Sweezy recalca este aspecto, pues al argumentar que las diferencias en habilidad de los obreros son muestra inequívoca de la línea de producción en la que son ocupados padece de cierta palabrería y poco rigor científico –algo poco común en Marx y, por tanto, sorprendente-. Ante ello Marx señala que se puede llegar más fácilmente a la suposición de que las diferencias en habilidad son naturales, y permanecerían constantes aún cuando los obreros fueran transferidos de una línea de producción a otra.

Sin embargo debemos retener la idea de que la “reducción de trabajo calificado a trabajo simple”, es el telón de fondo donde se teóricamente el capítulo. La premisa principal que subyace de este primer apunte es que “las mercancías se cambian unas por otras en proporción a la cantidad de trabajo socialmente incorporada en cada una”.


2. El papel de la competencia.

Basándonos en la ideal expuesta anteriormente se puede decir que la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla, y todo ello inmerso en una sociedad en la que se pueda competir libremente
El precio aquí se entiende en términos de “proporción de cambio”, lo que constata la proposición de Adam Smith . Pero, para ello deben darse dos “suposiciones implícitas”.
1. Que los productores tengan el deseo y la posibilidad de competir libremente por cualquier ventaja que pueda presentarse, para lo cual no opondrían reticencia alguna ante la posible transferencia de cambio de una línea de producción a otra.
2. Que el precio de cada mercancía ha de ser proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla.

Por increíble que parezca, Sweezy vuelve a recalcar postulados conformes a los de los pensadores económicos clásicos. Sin embargo la situación actual deja patente que este punto es el más vulnerable, y por consiguiente el más incumplido. Esta idea demuestra el deseo de construcción de su estructura social ideal: una mayor unificación en términos salariales que se traduzca en una mayor unificación en términos de precio de las mercancías.

3. El papel de la demanda.

Todo esto se complica cuando nos encontramos con el estudio del papel que cumple la demanda en el proceso antes expuesto. Por ello es también es necesario conocer cómo se produce la distribución del trabajo. Sweezy apunta que hay que tener en cuenta dos tipos de información:
- Información sobre el costo relativo en trabajo.
- Información sobre la intensidad relativa de la demanda de uno y otro.

Más tarde, y en base a todos estos “bloques” de información, es cuando puede llegar a conocerse el que denomina “equilibrio económico general de la sociedad en cuestión”. Parece que, así, el propósito de Marx ya puede llegar a cumplirse.


Las últimas consideraciones de Sweezy pone en evidencia la ignorancia que mostró Marx hacia el estudio de los efectos de la demanda.
En cuanto a la distribución del ingreso era (y aún puede ser) considerada como el más claro reflejo de las relaciones de producción existentes y, por lo tanto, no hay duda de que desde un punto de vista marxista la demanda queda así como la culpable de la perpetuación de esos modos de producción.
Enlazando con lo anterior, la teoría del valor de Marx está hecha para tomar plenamente en consideración las relaciones productivas peculiares de la producción simple de mercancías. Así Marx, a través de la celebérrima obra “El Capital” ,investigó “la ley económica del movimiento de la sociedad moderna”( denominación propia marxista). Aludiendo a esta idea sentencia: “no es la conciencia de los hombres la que determina su existencia, sino que, por el contrario, su existencia social determina su conciencia”.


4. “Ley del valor” vs. “Principio de planeación”.

La ley del valor propuesta por Marx regula:
- Las proporciones del cambio de mercancías.
- La cantidad producida de cada una.
- La asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción.

Podría decirse, así, que la ley del valor es esencialmente una teoría del equilibrio general en un primer momento aludiendo a la producción simple de mercancías y después adaptada al capitalismo. Esto significa, pues, que una de las principales funciones de la ley del valor es la de demostrar que en una sociedad productora de mercancías existe el orden y no simplemente el caos. Pero en el momento en que haya un control consciente, la ley del valor pierde su pertinencia y su importancia y queda sustituida por el denominado “principio de la planeación”.

Sweezy acaba con una sentencia clave: “el valor y la planeación son tan opuestos entre sí como el capitalismo y el socialismo”. Ello coincide con la propuesta de Marx: en la medida en que el capitalismo se ha visto incapaz de respetar ese equilibrio, procurando cada uno vender su mercancía tan cara como sea posible, la única salida existente es la organización de un estado socialista.

5. El valor y el precio de producción.

El precio, entendido así en términos de Marx, es tan sólo la expresión monetaria del valor y los precios de producción son modificaciones de los valores. Los precios de producción se derivan de los valores de acuerdo con ciertas reglas generales; las desviaciones, por tanto, no son arbitrarias ni carecen de explicación. No sólo la teoría del precio de producción no contradice la teoría del valor, sino que es la base de ella, por la que cobra sentido. Sweezy vuelve de nuevo a alinearse con las tesis marxistas.
6. Precio de monopolio.

La introducción de elementos de monopolio en la economía dificulta, por supuesto, el funcionamiento de la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio. Así, el control de la oferta por el monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda. Las relaciones de valor cuantitativo son perturbadas por el monopolio; no así las relaciones de valor cualitativo, ya que la existencia del monopolio en sí misma no altera las relaciones sociales básicas de la producción de mercancías.
Para terminar, cabe decir que aún bajo condiciones de monopolio podemos seguir midiendo y comparando mercancías y conjuntos de mercancías en términos de unidades de tiempo de trabajo, a pesar de que la Ley del valor y las relaciones cuantitativas derivadas de ella hayan pasado a formar parte de un segundo y último plano.
Capítulo IV. Plusvalía y capitalismo.
Por Laura Gutiérrez Ramón
El sistema de producción de mercancías y el capitalismo no son la misma cosa; mientras que el capitalismo implica la producción de mercancías, la producción de mercancías no implica necesariamente capitalismo. Con el fin de aplicar la teoría del valor al análisis del capitalismo, Sweezy considera necesario examinar los rasgos que lo separan del concepto general de producción de mercancías.
1. El capitalismo.
Dos son las diferencias fundamentales entre ambos sistemas:
a) En la producción simple de mercancías cada productor “posee y trabaja con sus propios medios de producción; bajo el capitalismo la propiedad de los medios de producción corresponde a un conjunto de individuos, mientras que otro realiza el trabajo”.
b) La producción simple de mercancías sigue el esquema M-D-M (Mercancías-Dinero-Mercancías), mientras que el capitalismo se rige por D-M-D´ (Dinero-Mercancías-mayor cantidad de Dinero). Así pues, el capitalista sólo invertirá dinero si con ello cree que aumentará esta cantidad inicial. La diferencia entre D y D´ es lo que Marx denominara plusvalía, que “constituye el ingreso del capitalista como tal y suministra el fin directo y el incentivo determinante de la producción”.
2. El origen de la plusvalía.
Sweezy considera necesario, antes de analizar el origen de la plusvalía, analizar el valor de la mercancía fuerza de trabajo. La fuerza de trabajo es, en el sentido más estricto, el trabajador mismo; el contrato por el que éste se vende por un periodo de tiempo establecido. El valor de la fuerza de trabajo se determinará, como en el caso de cualquier otra mercancía, por el tiempo de trabajo empleado para su producción, por lo que será igual al valor de los medios de subsistencia necesarios para el mantenimiento del trabajador.
La plusvalía, apunta Sweezy, no puede surgir del mero proceso de circulación de mercancías ya que si todos pretendieran aumentar sus ganancias a través del aumento de los precios, lo único que se conseguiría es un aumento generalizado de los precios, del que nadie resultaría ganador. Tampoco ha de buscarse su raíz ni en los materiales ni en los edificios y máquinas empleados para la producción de la mercancía. La única posibilidad restante es que sea la fuerza de trabajo la fuente de la plusvalía.
Como ya se ha apuntado, el capitalista, cuando compra la fuerza de trabajo del obrero, lo que le paga es la suma correspondiente al valor de sus medios de subsistencia. La jornada laboral del obrero puede dividirse en dos etapas en relación a la producción de mercancías: trabajo necesario, que revierte en el salario del obrero (suma total del valor necesario para su subsistencia), y trabajo excedente, cuyo producto se apropia el capitalista en forma de plusvalía. De este modo, a través de la plusvalía, es como el capitalismo explota a gran parte de la producción a costa de los beneficios particulares de una minoría propietaria de los medios de producción.
3. Los componentes del valor.
Así pues, el valor total de la mercancía será la unión de tres elementos:
1) Capital constante: Valor de los materiales y la maquinaria usados (por lo que “no sufre, en el proceso de producción, ninguna alteración cuantitativa de su valor”).
2) Capital variable: Valor de la fuerza de trabajo (que sufre una “alteración de su valor”, esto es, la plusvalía).
3) Plusvalía.
4. La tasa de la plusvalía.
La tasa de la plusvalía se define como “la proporción de la plusvalía con respecto al capital variable”, por lo que es el resultado de dividir la plusvalía entre el capital variable. La magnitud de dicha tasa se ve condicionada por tres factores: la duración del día de trabajo, la cantidad de mercancías que entran en el salario real y la productividad del trabajo.
5. La composición orgánica del capital.
La composición orgánica del capital se define como “la medida de la relación del capital constante con el capital variable, en el capital total usado en la producción”, por lo que es el resultado de dividir el capital constante entre la suma del constante y el variable. La composición orgánica del capital estará determinada por: la tasa de los salarios reales, la productividad del trabajo, el nivel común de la técnica y la amplitud de la acumulación del capital en el trabajo.
6. La tasa de ganancia.
La tasa de ganancia supone para el capitalista la proporción crucial del proceso de producción y se calcula dividiendo la plusvalía entre la suma de los capitales constante y variable. A fin de simplificar la exposición teórica, Marx presupone que no existen los pagos derivados de la renta y que todo capital tiene un idéntico periodo concreto de rotación.
Teniendo en cuenta que todo capitalista que saque mayor beneficio que el resto de su capital constante disfrutará de una mayor tasa de plusvalía y, por tanto, una mayor tasa de ganancia que la de los demás. Como las suposiciones de iguales tasas de plusvalía y tasas de ganancia pueden suponerse (ya que se basan en tendencias reales existentes en la producción capitalista) pero las de las composiciones orgánicas del capital no, es inevitable la conclusión de que la ley del valor no ejerce control directo en el mundo real de la producción capitalista.
Capítulo V. La acumulación y el ejército de reserva


Por Maribel Tortajada Galán
1. La reproducción simple.
La “Reproducción simple” es aquella que mantiene, la misma proporcionalidad entre las diversas partes del sistema, por lo que es necesario que las empresas repongan todo lo que se acabe y los obreros utilicen todo su salario en el consumo.
Por este motivo el sistema capitalista no permanece inmutable a lo largo del tiempo.
La industria se divide en dos ramas:
1) En la que se producen los medios de producción, existiendo una oferta de artículos de consumo y una demanda de medios de producción.
2) en la que se producen los artículos de consumo, produciéndose una oferta de artículos de consumo y una demanda de medios de producción.
Para que se produzca una “reproducción simple”, que no varíe a lo largo del año y poder equilibrar la oferta y la demanda, es necesario que estas dos ramas, sean iguales en número.
Este tipo de reproducción nos permitiría analizar y estudiar:
A. La producción total y el ingreso; entendiendo como producción total, la oferta social de mercancías, conformada a su vez por la suma total de los medios de producción y la suma total de los artículos de consumo; y entendiendo como ingreso, la demanda total de mercancías, distinguiendo entre tres tipos de ingresos:
i) Ingreso capitalista, que sería el utilizado en los medios de producción.
ii) Ingreso del capitalista, utilizado para su propio consumo
iii) Ingreso del trabajo, es decir el salario.
B. Diferencias entre la oferta y la demanda, donde se puede observar su estructura
2. Las raíces de la acumulación.
La “reproducción simple” tiene en cuenta el punto más importante de todo el sistema capitalista, esto es el interés por ampliar su capital. Parte de la plusvalía obtenida se convierte en capital adicional, capital que permite acumular más plusvalía, acumulando más capital adicional, y así sucesivamente.
Este afán por acumulación de capital, forma parte de la organización social capitalista, se mide por el patrimonio que se tenga y su éxito reside en obtener más capital que nadie.
Para Marx es obvio que los capitalistas además de acumular capital, también consumen y viceversa. Otras teorías en pro del status quo y de la plusvalía, consideran que los capitalistas evitan consumir para acumular más capital adicional.
3. La acumulación y el valor de la fuerza de trabajo: planteamiento del problema.
Denominado por Marx “reproducción ampliada”, esta reproducción al contrario que la reproducción simple, tiene en cuenta la acumulación que implica la demanda de la fuerza del trabajo. Si aumenta la demanda de un producto, su precio sube, desviando el valor del producto.
La diferencia entre el valor de la fuerza de trabajo y el valor de la mercancía que produce el trabajador, dará lugar a la Plusvalía, como elemento fundamental del capitalismo.
Para explicar esta diferencia se basa en la teoría de los salarios, que afirma que el precio natural del trabajo es el precio necesario para que los trabajadores puedan subsistir.
4. Solución propuesta por Marx.
La solución para Marx la denomina “el ejército de reserva”, siendo un conjunto de obreros desocupados, que ejercen una presión hacia debajo de los niveles de salario mediante su competencia activa. Cuando el empleo disminuye este ejército se reconstruye, por el contrario cuando el empleo industrial aumenta crece a expensas del ejército.
5. La naturaleza del proceso capitalista.
Marx considera que hay que atacar la evolución económica. Para Marx la producción capitalista se prolongará con los cambios en los métodos de producción, apareciendo el ejército de reserva, permitiendo economizar el trabajo por medio de las innovaciones tecnológicas.
El proceso capitalista implica la acumulación constante, que irá acompañada de cambios de métodos de producción, provocando cambios cuantitativos en las variables económicas y en la organización social.
Capítulo VI. LA TENDENCIA DESCENDENTE DE LA TASA DE LA GANANCIA.


Por Clara Portolés Santos
1. La formulación de la ley por Marx.

La acumulación del capital va acompañada por la mecanización del proceso de producción. La misma cantidad de trabajo, teniendo un equipo más cualificado y más efectivo, alcanza más objetivos.

La productividad del trabajo crece constantemente. Si la tasa de la plusvalía es constante, la tasa de ganancia varía en sentido inverso a la composición orgánica del capital. Esto puede ser una mera tendencia.

Existen ciertos obstáculos internos que se oponen al desarrollo de la producción capitalista.



2. Las causas contrarrestantes.

Observamos las causas que contrarrestan y derogan la “ley general de la tasa descendente de la ganancia”. Son las siguientes:

a. Abaratamiento de los elementos que integran el capital constante. El uso creciente de maquinaria, eleva la productividad de trabajo, lo que hace que el valor por unidad baje.

b. Aumento de la intensidad de explotación. Se produce más en menos tiempo, sin afectar la cantidad de trabajo necesario, a través de los mecanismos de acelerar y estirar la jornada, lo cual eleva la tasa de ganancia.

c. Depresión de los salarios más debajo de su valor.

d. Sobrepoblación relativa o “ejército de reserva”. La existencia de trabajadores desocupados conduce a la creación de nuevas industrias con una composición orgánica del capital relativamente baja y una tasa de ganancia relativamente alta.

e. Comercio exterior. Rebaja la adquisición de materias primas y artículos necesarios, frente a la producción doméstica.



3. Una crítica de la ley.

Marx deduce que la tendencia de la tasa de ganancia a caer se fundamenta en el aparente de que la tasa de plusvalía permanece constante. Sin embargo, si la producción aumenta, en las condiciones normales del capitalismo se crea un ejército industrial de reserva que ejerce una presión a la baja en los salarios, aumentando la tasa de plusvalía.

La suposición de una tasa constante de plusvalía puede ser un trámite ventajoso para orientar la atención en un elemento más importante de la situación; se consideran los cambios en la tasa de plusvalía como elemento contrarrestante.

La composición orgánica del capital es una expresión de valor.

La formulación de la ley de tendencia descendente de la tasa de la ganancia por Marx no es muy convincente. Esto no significa que no haya ninguna tendencia de la tasa de la ganancia a descender, sino que no es posible demostrarla a partir de la composición orgánica ascendente del capital.

El proceso capitalista es esencialmente un proceso de acumulación. Pero los capitalistas, a través de distintos medios procuran mantener la tasa de ganancia anterior, e, incluso, elevarla. El aumento de la composición orgánica del capital tenderá a restablecer la tasa de plusvalía y a acrecentar el volumen de plusvalía.

Fuerzas que deprimen la tasa de ganancia: sindicatos y acción del Estado en beneficio de los trabajadores.
- Sindicatos. Los sindicatos son el instrumento más importante con el que cuentan para mejorar sus condiciones bajo la producción capitalista.
- Acción del Estado en beneficio de los trabajadores. Adopta diversas maneras: limitación legal de la jornada laboral (reduce la plusvalía), seguro de desempleo y derecho a la contratación colectiva (mantenimiento de salarios).

Fuerzas que elevan la tasa de la ganancia: organizaciones patronales, exportación de capital, formación de monopolios, acción del Estado en beneficio del capital.
- Organizaciones patronales. Actúan para mejorar la posición contractual del capital frente al trabajo.
- Exportación de capital. Mitiga la presión sobre el mercado de trabajo doméstico, impidiendo que la acumulación tenga todo su efecto depresivo sobre la tasa de ganancia.
- Formación de monopolios.
- Acción del Estado en beneficio del capital (con tarifas protectoras, por ejemplo).

El análisis de estas fuerzas, dispares y sin aparente relación unas con otras, nos hace ver que en el capitalismo todo ha de ser detenidamente examinado y probado por su influencia sobre la tasa de ganancia.


Capítulo VIII. LA NATURALEZA DE LAS CRISIS CAPITALISTAS.

Por Santiago Gonzalez Cortes

El problema de las crisis es muy importante en Marx. Los aspectos de las crisis que aparecen en El Capital son tratados en los niveles más elevados de abstracción.
Es en sus seguidores donde encontramos desarrollado este problema.

1. La producción simple de mercancías y las crisis.

En la historia de la civilización, la introducción del dinero representó un avance frente al trueque. El dinero cumple el propósito de dividir el acto de cambio en dos partes que, por naturaleza, pueden estar separadas en el tiempo y en el espacio (permite ahorrar tiempo y facilita la especialización, lo que es la base de la productividad).

Pero la organización de la producción por medio del cambio privado a través de esta forma, lleva consigo la posibilidad de las crisis, ante la posible coincidencia de mercancías invendibles y necesidades insatisfechas; a esto se denomina sobreproducción.



2. La ley de Say.

Sostiene que a una venta sigue invariablemente una compra por igual cantidad, es decir, que no puede interrumpirse la circulación M-D-M, con lo que no puede haber crisis ni sobreproducción.

De este modo, de ser improbables, las crisis pasan a ser imposibles. Basándose en esta ley, los economistas clásicos cerraron el camino a una teoría de las crisis.

Marx explica que el dinero no es sólo esto, sino el medio a través del cual el cambio se divide en dos transacciones separadas y distintas, de modo que si uno vende y deja de comprar, el resultado es la crisis y la sobreproducción.

3. El capitalismo y las crisis.

La forma de circulación M-D-M se convierte en el capitalismo en D-M-D’.

a. M-D-M. M al comienzo y M al final son idénticas en cuanto al valor de cambio; en cuanto al valor de uso, la M primera es nula o muy baja, pero aumenta la segunda, por eso se compra.
b. D-M-D’. El capitalista inicia su carrera con dinero D. Lanza este a la circulación a cambio de fuerza de trabajo y medios de producción, y después de cumplido un proceso de producción, reaparece en el mercado con mercancías M, que transforma de nuevo en dinero D’. D y D’ representan el valor de cambio, pero el propósito del capitalista es que exista una diferencia entre este valor de cambio, de modo que D’ sea superior a D.

Con la producción capitalista no desaparece la circulación M-D-M. Para la gran mayoría de la gente, para los obreros, para los simples productores de mercancía, la circulación sigue adoptando la forma de las economías de consumo. El obrero comienza con una mercancía, su fuerza de trabajo; convierte esa mercancía en un dinero, el salario, y emplea ese dinero en procurarse artículos necesarios y comodidades.

El modelo D-M-D’ y las crisis. El capitalista se interesa en maximizar su ganancia. Cualquier hecho que interrumpa el proceso de circulación, puede iniciar una contracción en el mismo, dando lugar a la sobreproducción, que posteriormente se traduce en un descenso de la producción. Esto sucede tanto en las economías simples como en el capitalismo. Pero en el capitalismo, si algo le sucede al valor de cambio, el capitalista reconsiderará la oportunidad de lanzar su dinero a la circulación.

La forma específica de las crisis en el capitalismo es una interrupción del nivel del proceso de la circulación provocada por un descenso en la tasa de la ganancia más allá de su nivel ordinario.

Para los teóricos modernos hay dos clases de capitalistas: los empresarios que organizan y dirigen el proceso de producción, y los poseedores de capital en dinero.

- Los empresarios pensarán que vale la pena invertir siempre y cuando la tasa de ganancia supere el interés que tienen que pagar al capitalista. Cuando la tasa de ganancia sea inferior, no invertirán, y sobreviene la crisis.
- Los capitalistas, por su parte, considerarán que es conveniente mantener los intereses altos, ya que es preferible mantener su capital en dinero antes que prestarlo a un empresario, pues si bajan el tipo de interés, estos tipos no durarían.

La clase capitalista, tanto empresarios como inversores, restringe sus actividades cuando la tasa de beneficio cae por debajo de cierto nivel.



4. Los dos tipos de crisis.

- Las crisis relacionadas con la tendencia descendente de la tasa de la ganancia. El resultado puede ser la crisis.
La tendencia descendente de la tasa de la ganancia fue deducida sobre la base de que todas las mercancías se vendían en sus valores de equilibrio; pero si abandonamos esa suposición, puede aparecer otra posible causa para el descenso de lucratividad, dando lugar a otro tipo de crisis.
- Las crisis de realización. El capitalista puede hallarse inhabilitado para vender las mercancías en sus valores.

Detrás de ambas crisis hay un descenso en la ganancia.

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